La percepción (del latín perceptio) consiste en recibir, a través de los sentidos, las imágenes, sonidos, impresiones o sensaciones externas. Se trata de una función psíquica que permite al organismo captar, elaborar e interpretar la información que llega desde el entorno.
Es importante diferenciar entre el estímulo, que pertenece al mundo exterior y genera el primer efecto en la cadena del conocimiento, y la percepción, que es un proceso psicológico y pertenece al mundo interior. Podría decirse que el estímulo es la energía física, mecánica, térmica, química o electromagnética que excita o activa a un receptor sensorial.
La percepción visual es aquella sensación interior de conocimiento aparente, resultante de un estímulo o impresión luminosa registrada por los ojos. Por lo general, este acto óptico-físico funciona de modo similar en todas las personas, ya que las diferencias fisiológicas de los órganos visuales apenas afectan al resultado de la percepción.
Las principales diferencias surgen con la interpretación de la información recibida, a causa de las desigualdades de cultura, educación, inteligencia y edad, por ejemplo. En este sentido, las imágenes pueden “leerse” o interpretarse tal como un texto literario, por lo que existe en la operación de percepción visual la posibilidad de un aprendizaje para profundizar el sentido de la lectura.
Los psicólogos de la Gestalt, a comienzos del siglo XX, fueron los primeros en proponer una teoría filosófica de la forma. Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin, entre otros, aseguraron que, en la percepción, el todo es mayor que la suma de las partes.
Percepción de las tres dimensiones
Con el creciente éxito del enésimo lanzamiento del entretenimiento en 3D (tres dimensiones), llegaron nuevas tecnologías que buscan hacerle creer a nuestro cerebro que los objetos y seres que vemos en una pantalla se encuentran realmente ahí; para ello, las cámaras que se utilizan poseen dos lentes ubicados a una distancia tal que observen el mundo como lo hacen nuestros ojos. La pregunta es, ¿cómo lo hacen?
En principio, es necesario detallar una serie de conceptos que representan aquéllos signos que el cerebro toma en cuenta para entender lo que captan los ojos:
* superposición: cuando un objeto o individuo se ubica delante de otro, nuestra mente interpreta inmediatamente que el primero se encuentra más cerca de nosotros que el segundo;
* puntos de fuga o perspectiva: según la investigación de Leonardo Da Vinci, se refiere a calcular las distancias entre las diferentes cosas o seres que percibimos, o bien entre ellos y nosotros, basándonos en nuestro punto de vista y una serie de mediciones que realizamos a nivel inconsciente, como el análisis de la disminución de los objetos cuanto más lejos se encuentran;
* objetos cuyo tamaño conozcamos: de forma similar al punto anterior, el conocimiento previo del tamaño de una cosa o de las dimensiones de un ser vivo nos permite entender a qué distancia de nosotros se sitúa;
* estereopsis: término que viene del griego y que se puede traducir como visión o imagen sólida, y que se refiere a un fenómeno mediante el cual nuestro cerebro toma la imagen captada por cada ojo y las une, creando una representación voluminosa de nuestro entorno.
En base a estos conceptos se puede deducir que la percepción de la profundidad depende principalmente de una serie de procesos cerebrales, de análisis de las imágenes captadas por nuestros ojos. En el caso del entretenimiento en tres dimensiones, gran parte del trabajo antes detallado lo realizan las cámaras y demás dispositivos; nos ofrecen una imagen “falsa”, más aún que la que se proyecta en una pantalla 2D, pero irónicamente más fácil de entender para nuestro cerebro.