VENUS DE WILLENDORF 22.000 a.C Piedra calcárea 11 cm. Parece que esta figura coronaba el amontonamiento de ofrendas, tal vez se tratase del retrato de una difunta o quizá hiciera alusión a alguna divinidad. Lo que sí es seguro, es la importancia de la mujer en los rituales prehistóricos. Como en todas las venus encontradas, en ésta se resaltan los atributos femeninos, especialmente el pecho y el vientre, descuidando el tratamiento de las extremidades, lo que nos permite deducir que este tipo de figuras tenían mucho que ver con la fecundidad o maternidad. DESCRIPCIÓN Esta pequeña obra, llamada la Venus de Willendorf, expuesta en el Museo de Historia Natural de Viena, y de tan sólo once centímetros de altura, ha llegado a ser posiblemente el modelo más difundido dentro del grupo de las "venus paleolíticas". Utilizando la piedra caliza como material, los hombres del Paleolítico Superior tallaron esta figurilla de bulto redondo, cuyo tratamiento formal es característico de este tipo de obras: representación femenina en la que destacan de forma prominente las partes del cuerpo relacionadas con el hecho de la procreación, es decir, los senos, el pubis y las nalgas; la cabeza carece de rostro y las extremidades quedan reducidos a meros apéndices apenas diferenciados. COMPOSICIÓN: En la estructura anatómica, de diseño cerrado, sigue la primitiva ley de la simetría, y pese a la ligera estilización que se aprecia en las extremidades inferiores, mantiene una intensa sensación de pesadez debido a la desproporción de la masa escultórica con el tamaño de la misma. En cuanto a LA INTERPRETACIÓN ACTUAL que se hace de esta talla, hemos de decir que ahonda en la teoría general interpretativa de las artes plásticas primitivas, es decir en el sentido mágico-religioso y en la propia valoración que el hombre tenía de sí mismo. En efecto, estas figurillas serían exvotos para propiciar mágicamente la fecundidad de la tribu y asegurar la pervivencia como grupo, esta exageración de los atributos femeninos y el anonimato de su rostro dan a entender que no estamos ante una representación puramente naturalista de una mujer, sino ante un símbolo que representaba materialmente el concepto abstracto de la fecundidad y de la maternidad, manteniendo el primitivo principio de identificar el objeto con el ser, el símbolo con lo simbolizado, tal como también vemos en la representación pictórica parietal.