Las manos en negativo son uno de los testimonios artísticos más antiguos de los que se tiene constancia. Aparecen en las paredes de las cuevas y se realizaban con la técnica del estarcido, es decir, escupiendo, con los labios apretados o un hueso, un colorante diluido en la boca sobre la mano apoyada en la roca. Estas manos tienen a veces los dedos incompletos. Se piensa que estaban mutilados o más bien doblados de acuerdo a un código especial (de forma parecida a como lo usaron los pueblos aborígenes australianos y los bosquimanos). Estas manos son numerosas en las cuevas de Cosquer (Marsella) y Gargas (Pirineos de Ariége) y datan de unos 27.000 años, pero se encuentran en épocas muy diferentes por todo el mundo. Siempre han cautivado porque nos comunican directamente con alguien que vivió hace mucho tiempo, como si fuera un saludo o dijese "yo estuve aquí e hice esto".