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Lenguas
Indoeuropeas
Con
este nombre se conoce a la mayor familia de lenguas del mundo que está
formada
por las siguientes subfamilias: albana, armenia, báltica, celta, eslava,
germánica, griega, indoirania, itálica (que incluye las lenguas
románicas), y las
dos subfamilias hoy desaparecidas, la anatolia, que incluye la lengua de
los
hititas, y la tocaria. En el presente algo más de un billón y medio de
personas
hablan lenguas indoeuropeas.
Fijación de esta familia de lenguas:
A
partir de la segunda mitad del siglo XVIII y durante todo el siglo
siguiente,
la lingüística comparada y la llamada neogramática se esforzó en
acumular datos
que demostraran que este conjunto de lenguas tan aparentemente diversas,
formaban parte de una única familia. Los documentos del sánscrito y del
griego
clásico (los más antiguos de las lenguas indoeuropeas, si exceptuamos
los
hititas, que por entonces no estaban descifrados), presentan las formas
características propias de las lenguas indoeuropeas, lo que demuestra la
existencia
de una lengua madre común. Las relaciones entre el sánscrito, el griego
clásico
y el latín se habían comprobado ya hacia principios del XIX. Los
gramáticos
indios habían realizado una clasificación sistemática de los elementos
que
constituyeron su lengua en el periodo antiguo. A ello se añadió un
estudio
igualmente sistemático y comparativo de los sistemas fonéticos y
gramaticales
de las lenguas europeas. Todo eso condujo a conclusiones muy concretas
sobre la
existencia de una fonética y una gramática que debió tener la lengua
común a
todas (el llamado proptoindoeuropeo) y apuntaba hacia el momento en que
la
lengua se fragmentó, dando lugar a otras bien diferenciadas (por
ejemplo, hacia
el 2000 a.C. el griego, el hitita y el sánscrito eran idiomas distintos,
pero
las diferencias que mostraban entre sí, prueban que la lengua madre
tenía que
existir hacia el 3000 a.C., es decir, un milenio antes). Cuando se
descifraron
los textos hititas (identificados como indoeuropeos hacia el 1915) y en
la
última década del siglo XIX se descubrió el tocario (indoeuropeo que se
hablaba
en la edad media en el Turquestán chino), se añadieron datos nuevos
sobre la
evolución de la familia, así como también sobre las características del
indoeuropeo.
La
lingüística comparada estableció una serie de principios básicos al
trabajar
sobre el antiguo indoeuropeo. Entre los más importantes están las leyes
de
Grimm y Verner que establecieron la correspondencia fonética entre los
fonemas
de las lenguas que se relacionan entre sí, lo que supone que un
determinado
sonido se comporta siempre de la misma manera bajo idénticas condiciones
en
cualquier lengua del mismo grupo. De acuerdo con ello, en ciertas
familias
indoeuropeas —albana, armenia, indoirania, eslava y en parte de la
báltica— un
fonema que se presupone perteneciente al proptoindoeuropeo /k/
se convierte en las sibilantes /s/. El ejemplo más divulgado de esta regla
es el del cambio que se observa de la palabra 'ciento' que en latín se
escribe centum
y se pronuncia (kentum),
mientras que en el avéstico la palabra es satem,
lo que atestigua el paso de k a s.
Por eso las lenguas indoeuropeas se han
clasificado bien por pertenecer a la rama occidental (del centum), o bien a la
oriental (del satem).
No obstante, muchos lingüistas no aceptaron ese
criterio para dividir la familia en dos ramas porque ello significaba
que la
fragmentación se había producido en épocas muy tempranas y además,
porque, aun
siendo un rasgo de gran interés, no es el único elemento decisivo que
diferencia en dos ramas el grupo indoeuropeo.
Evolución:
En
términos generales las lenguas indoeuropeas muestran una pérdida
progresiva de
la flexión. Por lo que se sabe, el protoindoeuropeo fue una lengua muy
flexiva,
en la misma medida que muestran otras lenguas clásicas como el
sánscrito, el
avéstico y el griego; frente a ello, las lenguas modernas, que han
sufrido un
largo proceso evolutivo, se dirigen hacia una vía analítica, como por
ejemplo
el inglés, el francés y el persa, usando complementos con preposición y
verbos
auxiliares en lugar de la declinación nominal y la conjugación verbal.
En gran
parte, la pérdida de los elementos flexivos ha sido el resultado de un
largo
proceso que ha conducido a la pérdida de las sílabas finales de las
palabras,
así muchas de las indoeuropeas eran más breves que las correspondientes
protoindoeuropeas. Además en otras lenguas ha tenido lugar el desarrollo
de
nuevos procedimientos gramaticales, y han ocurrido numerosos cambios de
significado en algunas palabras concretas.
Una cultura antigua:
Es
posible establecer con un alto grado de certeza el significado
originario de
una serie no muy extensa de palabras que pertenecieron al
protoindoeuropeo; en
casi todas las lenguas indoeuropeas existen palabras derivadas con un
significado parecido. Este vocabulario limitado hace pensar que habría
existido
una cultura, a la que cabe calificar de nueva edad de piedra, que habría
estado
asentada en la agricultura, tendría animales domésticos y quizá
conociera los
metales. Se ha especulado mucho sobre su identidad y localización. Ahora
bien,
los descubrimientos arqueológicos apuntan hacia una cultura prehistórica
kurgana que había estado situada en la base de los montes Urales, entre
el 5000
a.C. y el 3000 a.C. y en torno al siguiente milenio se habría difundido
hacia
Europa Oriental y el norte de Persia.
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